Esto ocurrió el mes pasado. Me levanté por la mañana, fui a dar de comer a los caballos, luego me fumé un buen canuto y luego, con unos amigos que estaban pasando unos días en el pueblo, nos fuimos a ver la fiesta del Dragón.
Era el mediodía. Como cada año sabíamos que habría los controles de la guardia civil y que iban parando a todo el mundo. Bueno, no fuimos excepción.
Cuando me hicieron vaciar los bolsillos, uno de los uniformados sonreía todo el tiempo. No se molestó en cachear ni nada, miró entre los objetos que allí le puse y se encontró la navajiya que utilizo como dedo número once para las faenas de la granja.
El uniformado me dijo que no podía pasar con ella, y le respondí que la dejaría en la guantera y ya está, temiendo perder la navajilla, que se trataba de un regalo de un amigo siciliano y era una navajilla artesana de gran calidad. El uniformado me dijo que no era posible. Insistí procurando al menos recogerla a la salida, o acaso yendo a la comandancia o algo, pero no me dio opción inmediata alguna. Me pidió la dirección y me dijo que si no había ningún ?problema? con la navaja me lo notificarían y podría recogerla, y mientras se la estaba dando (no tengo porqué esconderme de nada) ?tranquilo, que no te va a llegar ninguna multa?. ¿Porqué me iba a llegar alguna multa? Pregunté, incapaz de ligar una cosa con la otra. Hizo un aspaviento y me dijo "venga, ya podéis iros, pasadlo bien".
Es decir, me estaba HACIENDO LA PIRULA, al más viejo estilo de los carteristas..
Me acaba de llegar una multa de 301 euros. Bien, de acuerdo, yo no quería jugar, pero entre pillos anda el juego.
Acabo de entender a mis 42 años por este banal suceso la gran máxima del sheikh Hassan Ibn Sabbah
TODO ES MENTIRA, POR LO TANTO TODO VALE
Era el mediodía. Como cada año sabíamos que habría los controles de la guardia civil y que iban parando a todo el mundo. Bueno, no fuimos excepción.
Cuando me hicieron vaciar los bolsillos, uno de los uniformados sonreía todo el tiempo. No se molestó en cachear ni nada, miró entre los objetos que allí le puse y se encontró la navajiya que utilizo como dedo número once para las faenas de la granja.
El uniformado me dijo que no podía pasar con ella, y le respondí que la dejaría en la guantera y ya está, temiendo perder la navajilla, que se trataba de un regalo de un amigo siciliano y era una navajilla artesana de gran calidad. El uniformado me dijo que no era posible. Insistí procurando al menos recogerla a la salida, o acaso yendo a la comandancia o algo, pero no me dio opción inmediata alguna. Me pidió la dirección y me dijo que si no había ningún ?problema? con la navaja me lo notificarían y podría recogerla, y mientras se la estaba dando (no tengo porqué esconderme de nada) ?tranquilo, que no te va a llegar ninguna multa?. ¿Porqué me iba a llegar alguna multa? Pregunté, incapaz de ligar una cosa con la otra. Hizo un aspaviento y me dijo "venga, ya podéis iros, pasadlo bien".
Es decir, me estaba HACIENDO LA PIRULA, al más viejo estilo de los carteristas..
Me acaba de llegar una multa de 301 euros. Bien, de acuerdo, yo no quería jugar, pero entre pillos anda el juego.
Acabo de entender a mis 42 años por este banal suceso la gran máxima del sheikh Hassan Ibn Sabbah
TODO ES MENTIRA, POR LO TANTO TODO VALE
Comentario