El uso de la planta de forma controlada por un facultativo palia las dolencias de enfermos crónicos y terminales con dolores neuropáticos.
Hay quien puede dudar y no creerse el contexto, pero lo cierto es que cada vez son más los enfermos crónicos y terminales que recurren al cannabis para intentar paliar sus dolencias y los efectos secundarios de los tratamientos tradicionales. "No es una panacea, porque no funciona en todos los pacientes, pero está comprobado que su uso es capaz de producir analgesia en muchos enfermos. Es una ventaja evidente, pero siempre debe ser controlado por un médico", explica María Isabel Martín Fontelles, catedrática y jefa del área de farmacología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
La doctora, que participó hace unas semanas en Zaragoza en una charla acerca del uso terapéutico del cannabis dentro del ciclo de conferencias de la fundación Disminuidos Físicos de Aragón (DFA), asegura que "hay respuesta positiva comprobada" en pacientes que no reaccionan con analgésicos tan fuertes como la morfina. "Los dolores neuropáticos contestan bien a los cannabinoides y eso está probado. Además, se han llevado a cabo muchas experiencias con animales en el laboratorio que ratifican que, controlado médicamente, puede corregir dolores crónicos", explica Martín.
Además, los efectos sobre el sistema nervioso son de ligera euforia, relajación, aumento de la sociabilidad y potenciación de las percepciones sensoriales. Sus defensores explican también que tiene efecto antinauseoso y estimula el hambre. El Ministerio de Sanidad no ha facilitado datos sobre su aplicación.
"La divulgación debe ser muy cuidadosa, porque el paciente y su familiar oyen lo que quieren oír y piensan inmediatamente que va a funcionar", advierte la doctora. Pero invita a que la gente "pierda el miedo" a su uso y las adicciones, "cuando se usa de forma contralada por un médico", insiste.
Hay quien puede dudar y no creerse el contexto, pero lo cierto es que cada vez son más los enfermos crónicos y terminales que recurren al cannabis para intentar paliar sus dolencias y los efectos secundarios de los tratamientos tradicionales. "No es una panacea, porque no funciona en todos los pacientes, pero está comprobado que su uso es capaz de producir analgesia en muchos enfermos. Es una ventaja evidente, pero siempre debe ser controlado por un médico", explica María Isabel Martín Fontelles, catedrática y jefa del área de farmacología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
La doctora, que participó hace unas semanas en Zaragoza en una charla acerca del uso terapéutico del cannabis dentro del ciclo de conferencias de la fundación Disminuidos Físicos de Aragón (DFA), asegura que "hay respuesta positiva comprobada" en pacientes que no reaccionan con analgésicos tan fuertes como la morfina. "Los dolores neuropáticos contestan bien a los cannabinoides y eso está probado. Además, se han llevado a cabo muchas experiencias con animales en el laboratorio que ratifican que, controlado médicamente, puede corregir dolores crónicos", explica Martín.
Además, los efectos sobre el sistema nervioso son de ligera euforia, relajación, aumento de la sociabilidad y potenciación de las percepciones sensoriales. Sus defensores explican también que tiene efecto antinauseoso y estimula el hambre. El Ministerio de Sanidad no ha facilitado datos sobre su aplicación.
"La divulgación debe ser muy cuidadosa, porque el paciente y su familiar oyen lo que quieren oír y piensan inmediatamente que va a funcionar", advierte la doctora. Pero invita a que la gente "pierda el miedo" a su uso y las adicciones, "cuando se usa de forma contralada por un médico", insiste.