Ante los probados resultados expuestos en nuevos estudios científicos sobre la utilización del cannabis para aliviar síntomas de más de 30 enfermedades graves o padecimientos, Puerto Rico debe enfocarse en examinar con seriedad la posibilidad de despenalizar la marihuana para su uso medicinal de forma restrictiva y controlada por el Estado. Favorecemos que el proyecto radicado en la Cámara de Representantes que pretende despenalizar el cannabis para un uso exclusivamente terapéutico medicinal se debata en sus méritos científicos e insertado en la discusión de nuevos paradigmas en la prestación de servicios de salud en la Isla.
Empero, nos oponemos a que esta discusión, como han adelantado los representantes populares José L. Báez Rivera y Carlos J. Vargas Ferrer, autores del Proyecto de la Cámara 1362, se enmarque o se utilice como preámbulo para la discusión de la despenalización de esta sustancia controlada para fines recreativos, lo cual no favorecemos por considerarlo una nota discordante en el debate amplio que tiene que abordar el País sobre el narcotráfico y la drogadicción.
Hecha esta salvedad, vemos mérito en que el Proyecto de la Cámara 1362, presentando por los representantes Báez Rivera y Vargas Ferrer sirva de inicio de un debate serio sobre cómo la despenalización del cannabis para fines medicinales podría beneficiar a pacientes no sólo de cáncer, sino de otras enfermedades y condiciones desde epilepsia hasta trastornos post-traumáticos, como los que afectan a los veteranos, como se está haciendo en otras partes del mundo.
De hecho, se trata de un concepto que está adquiriendo auge en la comunidad médica y científica a nivel internacional. Tan es así que un 76% de unos 1,446 médicos, de 72 países encuestados recientemente para la revista médica New England Journal of Medicine dijeron que favorecen el uso de la marihuana medicinal.
Este cambio de visión y nuevos estudios científicos han llevado a una veintena de estados y al Distrito de Columbia en Estados Unidos a legalizar la marihuana para fines medicinales con resultados en su mayor parte positivos.
Reconocemos, como señalan opositores al uso medicinal de la marihuana, que ha habido abusos en ciertos estados. Pero esto también resulta ser cierto respecto a medicamentos recetados y no por ello abogaríamos que éstos se dejaran de recetar o vender. De hecho, datos recopilados por el reconocido neurocirujano Sanjay Gupta en Estados Unidos indican que cada 19 minutos alguien muere de una sobredosis de medicamentos recetados, pero éste no encontró documentación médica alguna de muertes por sobredosis de marihuana.
Pero no tenemos que mirar el modelo estadounidense solamente. El líder mundial en la utilización de la marihuana para tratamiento médico es Israel, donde el Ministerio de Salud provee cannabis como medicamento a unos 11,000 pacientes, especialmente en hogares de ancianos, para tratar una extensiva lista de padecimientos que incluyen enfermedades psiquiátricas, dolores crónicos y enfermedades terminales.
En nuestra discusión, el modelo hebreo debe ser uno particularmente interesante para observar, puesto que los científicos en ese país cultivan la marihuana extrayendo el componente activo principal responsable de los efectos sicóticos de la planta (THC) y aprovechando sus otros componentes activos que producen efectos calmantes.
Por el bien de los pacientes que verdaderamente necesitan alivio es hora de discutir la utilización legal del cannabis para fines medicinales en la Isla, sin apasionamientos sino estrictamente en el marco de su mérito científico.
Empero, nos oponemos a que esta discusión, como han adelantado los representantes populares José L. Báez Rivera y Carlos J. Vargas Ferrer, autores del Proyecto de la Cámara 1362, se enmarque o se utilice como preámbulo para la discusión de la despenalización de esta sustancia controlada para fines recreativos, lo cual no favorecemos por considerarlo una nota discordante en el debate amplio que tiene que abordar el País sobre el narcotráfico y la drogadicción.
Hecha esta salvedad, vemos mérito en que el Proyecto de la Cámara 1362, presentando por los representantes Báez Rivera y Vargas Ferrer sirva de inicio de un debate serio sobre cómo la despenalización del cannabis para fines medicinales podría beneficiar a pacientes no sólo de cáncer, sino de otras enfermedades y condiciones desde epilepsia hasta trastornos post-traumáticos, como los que afectan a los veteranos, como se está haciendo en otras partes del mundo.
De hecho, se trata de un concepto que está adquiriendo auge en la comunidad médica y científica a nivel internacional. Tan es así que un 76% de unos 1,446 médicos, de 72 países encuestados recientemente para la revista médica New England Journal of Medicine dijeron que favorecen el uso de la marihuana medicinal.
Este cambio de visión y nuevos estudios científicos han llevado a una veintena de estados y al Distrito de Columbia en Estados Unidos a legalizar la marihuana para fines medicinales con resultados en su mayor parte positivos.
Reconocemos, como señalan opositores al uso medicinal de la marihuana, que ha habido abusos en ciertos estados. Pero esto también resulta ser cierto respecto a medicamentos recetados y no por ello abogaríamos que éstos se dejaran de recetar o vender. De hecho, datos recopilados por el reconocido neurocirujano Sanjay Gupta en Estados Unidos indican que cada 19 minutos alguien muere de una sobredosis de medicamentos recetados, pero éste no encontró documentación médica alguna de muertes por sobredosis de marihuana.
Pero no tenemos que mirar el modelo estadounidense solamente. El líder mundial en la utilización de la marihuana para tratamiento médico es Israel, donde el Ministerio de Salud provee cannabis como medicamento a unos 11,000 pacientes, especialmente en hogares de ancianos, para tratar una extensiva lista de padecimientos que incluyen enfermedades psiquiátricas, dolores crónicos y enfermedades terminales.
En nuestra discusión, el modelo hebreo debe ser uno particularmente interesante para observar, puesto que los científicos en ese país cultivan la marihuana extrayendo el componente activo principal responsable de los efectos sicóticos de la planta (THC) y aprovechando sus otros componentes activos que producen efectos calmantes.
Por el bien de los pacientes que verdaderamente necesitan alivio es hora de discutir la utilización legal del cannabis para fines medicinales en la Isla, sin apasionamientos sino estrictamente en el marco de su mérito científico.