El español José Carlos Bouso explicó los principales usos medicinales de la droga.
La organización Regulación Responsable invitó a Uruguay al español José Carlo Bouso, psicólogo clínico y doctor en Farmacología, para profundizar en lo relativo al uso medicinal de la marihuana. Bouso participó ayer de un foro de especialistas en la sede del Sindicato Médico del Uruguay. Antes conversó unos minutos con El Observador. ¿Qué tratamientos se benefician del uso de marihuana?
El más importante es la reducción de náuseas y vómitos en tratamientos anticancerígenos. El segundo uso más importante es la reducción de los síntomas de espasticidad (un movimiento involuntario de las extremidades) en personas con esclerosis múltiple y otras enfermedades neurodegenerativas. También se usa marihuana en el tratamiento del dolor crónico de origen neuropático, como el dolor de espalda. Y no hay que olvidar que el dolor tiene un componente psicológico importante, de modo que es posible que el efecto psicológico del cannabis también ayude a que la persona se sienta aliviada. Algunas variedades de cannabis sirven para trastornos de ansiedad. Hay una lista larga de enfermedades.
Pero a nivel popular no se sabe mucho sobre el uso medicinal de la marihuana?
Bueno, en realidad a nivel médico se sabe muchísimo y hay mucha literatura científica. Desde tiempos inmemoriales se han conocido las propiedades terapéuticas del cannabis en distintas culturas. En los 70 se aisló el principio activo ?el THC? y se fabricó el primer fármaco. Se empezó a administrar en pacientes con quimioterapia, que es muy dura, produce náuseas y vómitos. Esto hace que los pacientes no coman, que adelgacen, que se debilite su sistema inmunitario y los tratamientos sean menos eficaces. Los derivados del cannabis mejoran esa situación.
¿Qué aspectos negativos tienen esos fármacos?
No tienen el mismo efecto que la marihuana fumada. El principio puro, al ir por vía oral, tiene una distribución errática dentro del organismo y pueden pasar dos horas antes de sentir los efectos. La vía fumada es inmediata. Pero, además, el THC en forma pura tiene efectos psicológicos más difíciles de llevar que el THC cuando viene acompañado del resto de los compuestos de la marihuana. El THC aislado produce ansiedad y dificultades en la concentración. Este es el principal motivo por el que muchos pacientes empiezan a fumar marihuana.
Hace un tiempo se comercializa en Estados Unidos y Europa un fármaco que se llama Sativex y es un extracto de la planta, de modo que se encuentran presentes todos los compuestos. Pero el Sativex también tiene un problema, y es que como se aplica sublingual, irrita las mucosas. Aparte es un fármaco muy caro: cuesta 400 euros un frasco que sirve para un mes. Entonces, otra vez, muchos pacientes prefieren fumar. Pero el problema de fumar marihuana, y el motivo por el que los médicos no lo han aceptado como tratamiento, es que implica combustión, y todo lo que tiene combustión desarrolla partículas potencialmente cancerígenas. Otra opción es la vaporización. Los cannabinoides se desprenden a una temperatura que no es necesario quemarlos. Y ahí no hay ningún compuesto tóxico, con lo cual es una forma alternativa a fumar, segura y manejable.
¿Cuáles son los principales beneficios de la regulación?
Ofrecer a los enfermos opciones de tratamientos baratos y seguros con los que poder paliar sus enfermedades. Y facilitar un mayor desarrollo de la investigación que siga ahondando tanto en los beneficios como en los riesgos del consumo de cannabis.
¿Y los principales perjuicios?
Yo no soy capaz de encontrar una consecuencia negativa. No creo que se vaya a aumentar el consumo problemático, sino todo lo contrario. Y se tendrá un mejor conocimiento de la gente que consume cannabis, de en qué situación está. Aparte de todos los perjuicios sociales que se evitan al tener un mercado controlado por el Estado y no por el narcotráfico.
¿Cuál es la mejor forma de regular el uso medicinal?
Para mí la forma ideal es la de Holanda. Allí hay empresas que cultivan cinco o seis tipos diferentes y que se sabe exactamente qué contienen. Esa marihuana se vende exclusivamente en las farmacias y cumple con criterios de calidad farmacéutica: se sabe que está libre de moho y de contaminantes e insecticidas. Los pacientes, con receta médica, retiran la variedad que mejor les va.
La organización Regulación Responsable invitó a Uruguay al español José Carlo Bouso, psicólogo clínico y doctor en Farmacología, para profundizar en lo relativo al uso medicinal de la marihuana. Bouso participó ayer de un foro de especialistas en la sede del Sindicato Médico del Uruguay. Antes conversó unos minutos con El Observador. ¿Qué tratamientos se benefician del uso de marihuana?
El más importante es la reducción de náuseas y vómitos en tratamientos anticancerígenos. El segundo uso más importante es la reducción de los síntomas de espasticidad (un movimiento involuntario de las extremidades) en personas con esclerosis múltiple y otras enfermedades neurodegenerativas. También se usa marihuana en el tratamiento del dolor crónico de origen neuropático, como el dolor de espalda. Y no hay que olvidar que el dolor tiene un componente psicológico importante, de modo que es posible que el efecto psicológico del cannabis también ayude a que la persona se sienta aliviada. Algunas variedades de cannabis sirven para trastornos de ansiedad. Hay una lista larga de enfermedades.
Pero a nivel popular no se sabe mucho sobre el uso medicinal de la marihuana?
Bueno, en realidad a nivel médico se sabe muchísimo y hay mucha literatura científica. Desde tiempos inmemoriales se han conocido las propiedades terapéuticas del cannabis en distintas culturas. En los 70 se aisló el principio activo ?el THC? y se fabricó el primer fármaco. Se empezó a administrar en pacientes con quimioterapia, que es muy dura, produce náuseas y vómitos. Esto hace que los pacientes no coman, que adelgacen, que se debilite su sistema inmunitario y los tratamientos sean menos eficaces. Los derivados del cannabis mejoran esa situación.
¿Qué aspectos negativos tienen esos fármacos?
No tienen el mismo efecto que la marihuana fumada. El principio puro, al ir por vía oral, tiene una distribución errática dentro del organismo y pueden pasar dos horas antes de sentir los efectos. La vía fumada es inmediata. Pero, además, el THC en forma pura tiene efectos psicológicos más difíciles de llevar que el THC cuando viene acompañado del resto de los compuestos de la marihuana. El THC aislado produce ansiedad y dificultades en la concentración. Este es el principal motivo por el que muchos pacientes empiezan a fumar marihuana.
Hace un tiempo se comercializa en Estados Unidos y Europa un fármaco que se llama Sativex y es un extracto de la planta, de modo que se encuentran presentes todos los compuestos. Pero el Sativex también tiene un problema, y es que como se aplica sublingual, irrita las mucosas. Aparte es un fármaco muy caro: cuesta 400 euros un frasco que sirve para un mes. Entonces, otra vez, muchos pacientes prefieren fumar. Pero el problema de fumar marihuana, y el motivo por el que los médicos no lo han aceptado como tratamiento, es que implica combustión, y todo lo que tiene combustión desarrolla partículas potencialmente cancerígenas. Otra opción es la vaporización. Los cannabinoides se desprenden a una temperatura que no es necesario quemarlos. Y ahí no hay ningún compuesto tóxico, con lo cual es una forma alternativa a fumar, segura y manejable.
¿Cuáles son los principales beneficios de la regulación?
Ofrecer a los enfermos opciones de tratamientos baratos y seguros con los que poder paliar sus enfermedades. Y facilitar un mayor desarrollo de la investigación que siga ahondando tanto en los beneficios como en los riesgos del consumo de cannabis.
¿Y los principales perjuicios?
Yo no soy capaz de encontrar una consecuencia negativa. No creo que se vaya a aumentar el consumo problemático, sino todo lo contrario. Y se tendrá un mejor conocimiento de la gente que consume cannabis, de en qué situación está. Aparte de todos los perjuicios sociales que se evitan al tener un mercado controlado por el Estado y no por el narcotráfico.
¿Cuál es la mejor forma de regular el uso medicinal?
Para mí la forma ideal es la de Holanda. Allí hay empresas que cultivan cinco o seis tipos diferentes y que se sabe exactamente qué contienen. Esa marihuana se vende exclusivamente en las farmacias y cumple con criterios de calidad farmacéutica: se sabe que está libre de moho y de contaminantes e insecticidas. Los pacientes, con receta médica, retiran la variedad que mejor les va.