Un grupo de investigadores de la Clínica Mayo declaró que la marihuana medicinal no es recomendable para los adolescentes con dolor crónico, a pesar de que la causa del dolor crónico sea difícil de identificar y que los medicamentos tradicionales no resulten eficaces.
Existe poca información sobre los riesgos del uso de la marihuana para tratar el dolor en los adultos, pero existe aún menos información en los adolescentes cuyo cerebro sigue en desarrollo. Por ejemplo, algunas investigaciones previas han encontrado que el consumo de marihuana en los pacientes con dolor neuropático crónico, alivia el dolor y mejora su estado de ánimo.
Sin embargo, el uso de cannabis para el alivio del dolor no lo elimina realmente, sólo lo hace más soportable. Ahora bien, los efectos adversos del consumo de marihuana a corto plazo son: la fatiga, el deterioro de la concentración y un tiempo de reacción más lento. Este deterioro cognitivo asociado con su uso significa que los médicos deben tener mucho cuidado cuando seleccionan adolescentes para tratar su dolor crónico con marihuana.
Tres estudiantes de secundaria en la clínica pediátrica de dolor crónico, que pertenece a la Clínica Mayo, informaron sobre su consumo de marihuana, y que a pesar de su uso, el dolor que padecían sólo había empeorado. Además, los jóvenes se dieron cuenta de algunos problemas de funcionamiento, tanto físicos como sociales.
El uso excesivo de marihuana induce a los siguientes síntomas que muchos pacientes con dolor crónico ya tienen: ansiedad abrumadora, sedación, pérdida de la motivación, dificultad para concentrarse, mareo y la alteración de los reflejos. También se han realizado investigaciones que indican que los adolescentes que consumen marihuana tienen un mayor riesgo de desarrollar psicosis y paranoia. Y hacerlo una vez a la semana se ha relacionado con un daño cognitivo permanente.
Los investigadores subrayaron que los pacientes que fuman marihuana deben ser educados sobre los riesgos de su consumo. Así como de las formas de tratamiento alternativas, que son menos dañinas y aún más comprendidas por la medicina actual, como la fisioterapia, la biorretroalimentación y la acupuntura.
Después de todo, siempre existe el peligro de que el dolor nunca desaparezca completamente y uno deba aprender a vivir su vida, incluso a pesar de él.
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