Uno de los pilares básicos del cultivo en interior es la luz. Si es de fluorescente, Grolux o similares, sólo será realmente efectiva para enraizar esquejes (durante 18 horas de luz contínua). Para las plantas nacidas de una semilla, esta luz no será suficiente en la madurez de su crecimiento; se deberá usar la que más se asemeje a un pequeño sol; sería cualquier equipo de sodio o vapor de mercurio, de 400 o 600 vatios; pero esto en un pequeño espacio generaría mucho calor. Sin duda, la luz es la principal necesidad de todas las plantas y la mayoría de las veces no se le da la importancia que se debe, sobre todo cuando nos referimos al cultivo de interior o con luces artificiales. En principio cualquier luz eléctrica sirve para que una planta pueda "vivir". Fijaos que digo "vivir"; de ahí a que esa planta se desarrolle y madure como lo haría bajo la luz del sol, va un mundo. Se han realizado estudios que demuestran que la planta del cannabis se desarrolla de manera óptima (durante el período de floración sobre todo) a partir de los 40.000 lúmenes por metro cuadrado. Actualmente hay toda una gama de lámparas que pueden dar buenos resultados, según sean nuestras necesidades; bien sean de espacio o de coste y producción, optimizando así el medio en el que vamos a trabajar.
Fluorescentes: Las primeras lámparas útiles en agricultura fueron las de flúor, cuyo espectro es casi idéntico al solar, aunque les falte brillo para elevar sustancialmente el desarrollo de plantas hechas a mucho sol. Para jardinería de interior suelen usarse fluorescentes de rendimiento muy alto o VHO ( very high output), que si bien consumen el triple de electricidad rinden el doble de luz y resultan muy útiles para lograr que arraiguen esquejes, ya que el proceso de clonación está más expuesto al riesgo de abrasamiento por luz excesiva.
En los inicios del cultivo interior alcanzaron gran popularidad los tubos fluorescentes, pues, comparados con las bombillas incandescentes o de tungsteno utilizadas hasta entonces, producían más luz tanto en gama del espectro azul, como en la gama de rojos, incrementando así el proceso de fotosíntesis de las plantas. Actualmente los fluorescentes son muy usados en preparar semilleros ( para germinar semilla), para enraizar esquejes ( hacer clones) y también en las primeras etapas del crecimiento vegetativo. Hoy en día, existen en el mercado una gama bastante amplia de tubos fluorescentes cuyo espectro, tento en azules como en rojos, es ideal para nuestros propósitos; por ejemplo: Grolux (Sylvania), un clásico; trifosforados (Sylvania, Biolux, Osram), pueden llegar a producir el doble de intensidad lumínica con el mismo consumo, y toda una variedad de tubos pensados para plantas de acuarios, que nos pueden ser muy útiles. Hay que tener en cuenta que, si queremos cultivar únicamente con fluorescentes, necesitaremos mínimo de 150-200 vatios por metro cuadrado para empezar a optimizar nuestro cultivo de interior.
Vapor de Mercurio: Los tubos fluorescentes fueron un sinónimo de éxito en lo referente al cultivo con luz artificial. Pero esto fue así hasta que se empezaron a imponer las lámparas de vapor de mercurio, pues su potencia y su alta gama de espectro azul y también rojos, pero sobre todo de azules, favorecen, principalmente en el período de crecimiento, unas condiciones más adecuadas para el cultivo acelerado, ya que los cultivos realizados con fluorescentes eran más lentos. La utilización de estas lámparas de vapor de mercurio revolucionó es su momento el cultivo interior, en cuanto a calidad, cantidad y tiempo empleado sobre todo en hacer crecer y también florecer las plantas, bien fuese en invernaderos, garajes o pequeños garjes con un éxito notable.
Pero hoy en día, como diría nuestro amigo Jorge Cervantes: "Las luces de vapor de mercurio, serían el abuelo de las lámparas HID (high intensity discharge)". Aún siendo más efectivas que las luces incandescentes, de tungsteno, halógenas y que los fluorecentes, la lámpara de vapor de mercurio es hoy por hoy la menos efectiva de las luces de la familia HID.
Fluorescentes: Las primeras lámparas útiles en agricultura fueron las de flúor, cuyo espectro es casi idéntico al solar, aunque les falte brillo para elevar sustancialmente el desarrollo de plantas hechas a mucho sol. Para jardinería de interior suelen usarse fluorescentes de rendimiento muy alto o VHO ( very high output), que si bien consumen el triple de electricidad rinden el doble de luz y resultan muy útiles para lograr que arraiguen esquejes, ya que el proceso de clonación está más expuesto al riesgo de abrasamiento por luz excesiva.
En los inicios del cultivo interior alcanzaron gran popularidad los tubos fluorescentes, pues, comparados con las bombillas incandescentes o de tungsteno utilizadas hasta entonces, producían más luz tanto en gama del espectro azul, como en la gama de rojos, incrementando así el proceso de fotosíntesis de las plantas. Actualmente los fluorescentes son muy usados en preparar semilleros ( para germinar semilla), para enraizar esquejes ( hacer clones) y también en las primeras etapas del crecimiento vegetativo. Hoy en día, existen en el mercado una gama bastante amplia de tubos fluorescentes cuyo espectro, tento en azules como en rojos, es ideal para nuestros propósitos; por ejemplo: Grolux (Sylvania), un clásico; trifosforados (Sylvania, Biolux, Osram), pueden llegar a producir el doble de intensidad lumínica con el mismo consumo, y toda una variedad de tubos pensados para plantas de acuarios, que nos pueden ser muy útiles. Hay que tener en cuenta que, si queremos cultivar únicamente con fluorescentes, necesitaremos mínimo de 150-200 vatios por metro cuadrado para empezar a optimizar nuestro cultivo de interior.
Vapor de Mercurio: Los tubos fluorescentes fueron un sinónimo de éxito en lo referente al cultivo con luz artificial. Pero esto fue así hasta que se empezaron a imponer las lámparas de vapor de mercurio, pues su potencia y su alta gama de espectro azul y también rojos, pero sobre todo de azules, favorecen, principalmente en el período de crecimiento, unas condiciones más adecuadas para el cultivo acelerado, ya que los cultivos realizados con fluorescentes eran más lentos. La utilización de estas lámparas de vapor de mercurio revolucionó es su momento el cultivo interior, en cuanto a calidad, cantidad y tiempo empleado sobre todo en hacer crecer y también florecer las plantas, bien fuese en invernaderos, garajes o pequeños garjes con un éxito notable.
Pero hoy en día, como diría nuestro amigo Jorge Cervantes: "Las luces de vapor de mercurio, serían el abuelo de las lámparas HID (high intensity discharge)". Aún siendo más efectivas que las luces incandescentes, de tungsteno, halógenas y que los fluorecentes, la lámpara de vapor de mercurio es hoy por hoy la menos efectiva de las luces de la familia HID.
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