Despreciado, ninguneado, arrancado sin contemplaciones.... el macho del cannabis lleva milenios enfrentándose al estigma de la discriminación y a la violencia de género.
En cuanto se vislumbra un atisbo de masculinidad en la planta, nos falta tiempo para eliminarla de la plantación, por miedo a que polinicen a nuestras valiosas hembras. Larguiruchos y feos, pobres en THC y carentes de cogollos, su fatal destino parece ser siempre la basura.
Pero se trata de una injusticia: los machos también tienen sus virtudes y pueden ser muy útiles. Os las contamos con la esperanza de que agún día ocupen el lugar que se merecen en la vida del cultivador.
1. La regeneración de la especie
Tener machos y hembras es consustancial a la naturaleza de la planta de cannabis. Se pueden clonar plantas hembra durante muchas generaciones, pero, al igual que en las sociedades humanas, la endogamia acaba debilitando la especie. Cada cierto tiempo hay que volver a los métodos tradicionales, para sanear y crear nuevas variedades, más fuertes y robustas.
2. Los tejidos más finos
El cannabis se utiliza ancestralmente para la producción de fibras en la industria textil. Pero, así como las hembras producen sólo un tipo de fibra resistente y basta, apta para la fabricación de cuerdas, sacos y telas de lienzo, los machos generan fibras de alta calidad y finura. Con ellas se tejen productos semejantes a los de lino, y se emplean para prendas como ropas de cama, toallas o vestidos. Antiguamente, los tejedores italianos fabricaban con este tipo de fibras unas prendas que eran tan apreciadas como la seda más fina.
3. Productos cannábicos
Aunque en menor cantidad y potencia que las hembras, los machos de cannabis también contienen THC y otros cannabinoides. En cambio, tienen la ventaja de que se cosechan mucho antes, con lo que el fumador impaciente puede beneficiarse de sus productos sin tener que esperar a la maduración de los cogollos femeninos. Con ellos se pueden elaborar hash, aceites o mantequillas para cocinar; y algunos afirman que son tan buenos o mejores que los de las hembras. Se obtienen a partir de la materia vegetal (tallos y hojas), cosechando los machos justo antes de que empiecen a liberar polen, momento en que tienen sus mayores niveles de THC.
Se dice que los machos producen un aceite de muy buena calidad, y es posible que esta sea su mayor utilidad, especialmente en los cultivos de interior con variedades de alta potencia.
Así pues, la planta macho de Cannabis es tan necesaria y casi tan útil como la hembra. Tirarlos a la basura es una decisión antieconómica y anti-fumeta. Vuestra provisión anual puede verse muy enriquecida y diversificada si sabéis aprovecharlos adecuadamente. Eso sí, hay que vigilarlos con cuidado y cortarlos en el momento justo, de lo contrario nos cargaremos toda la plantación.
En cuanto se vislumbra un atisbo de masculinidad en la planta, nos falta tiempo para eliminarla de la plantación, por miedo a que polinicen a nuestras valiosas hembras. Larguiruchos y feos, pobres en THC y carentes de cogollos, su fatal destino parece ser siempre la basura.
Pero se trata de una injusticia: los machos también tienen sus virtudes y pueden ser muy útiles. Os las contamos con la esperanza de que agún día ocupen el lugar que se merecen en la vida del cultivador.
1. La regeneración de la especie
Tener machos y hembras es consustancial a la naturaleza de la planta de cannabis. Se pueden clonar plantas hembra durante muchas generaciones, pero, al igual que en las sociedades humanas, la endogamia acaba debilitando la especie. Cada cierto tiempo hay que volver a los métodos tradicionales, para sanear y crear nuevas variedades, más fuertes y robustas.
2. Los tejidos más finos
El cannabis se utiliza ancestralmente para la producción de fibras en la industria textil. Pero, así como las hembras producen sólo un tipo de fibra resistente y basta, apta para la fabricación de cuerdas, sacos y telas de lienzo, los machos generan fibras de alta calidad y finura. Con ellas se tejen productos semejantes a los de lino, y se emplean para prendas como ropas de cama, toallas o vestidos. Antiguamente, los tejedores italianos fabricaban con este tipo de fibras unas prendas que eran tan apreciadas como la seda más fina.
3. Productos cannábicos
Aunque en menor cantidad y potencia que las hembras, los machos de cannabis también contienen THC y otros cannabinoides. En cambio, tienen la ventaja de que se cosechan mucho antes, con lo que el fumador impaciente puede beneficiarse de sus productos sin tener que esperar a la maduración de los cogollos femeninos. Con ellos se pueden elaborar hash, aceites o mantequillas para cocinar; y algunos afirman que son tan buenos o mejores que los de las hembras. Se obtienen a partir de la materia vegetal (tallos y hojas), cosechando los machos justo antes de que empiecen a liberar polen, momento en que tienen sus mayores niveles de THC.
Se dice que los machos producen un aceite de muy buena calidad, y es posible que esta sea su mayor utilidad, especialmente en los cultivos de interior con variedades de alta potencia.
Así pues, la planta macho de Cannabis es tan necesaria y casi tan útil como la hembra. Tirarlos a la basura es una decisión antieconómica y anti-fumeta. Vuestra provisión anual puede verse muy enriquecida y diversificada si sabéis aprovecharlos adecuadamente. Eso sí, hay que vigilarlos con cuidado y cortarlos en el momento justo, de lo contrario nos cargaremos toda la plantación.