Farmacéuticos dijeron temer por seguridad de los locales.
Farmacéuticos presentan reparos sobre la venta de marihuana por miedo a posibles problemas de seguridad y para "mantener la buena imagen". Algunos ya recibieron consultas y hay quienes piensan en poner carteles para alejar a los consumidores.
El País hizo un relevamiento por varias farmacias de Montevideo y el interior, y en casi todas encontró la misma respuesta: rechazo de los dueños y el personal, que advierten que los perjuicios podrían ser mayores a los beneficios. Y esto no solo debido a los problemas de seguridad, sino también al temor de perder la confianza por parte de algunos clientes o la renuncia de los químicos farmacéuticos que trabajan con ellos. Una minoría dijo que sí vendería la droga y están expectantes de saber cuál será la remuneración que recibirán.
La farmacia Pose abrió sus puertas en el Cerrito de la Victoria hace 25 años, la mitad de los que tiene Isabel, su dueña, que advierte que los problemas de inseguridad en la zona "ya son bastantes como para agregar uno más".
Ella no tiene dudas de que una vez que cada consumidor retire los 40 gramos que le permite la ley, luego van a querer más y allí es cuando se van a generar los problemas. "Van a empezar: `¿pero por qué no me vendés?` y con el clásico `me conocés hace tiempo`", señala.
Isabel compara la venta de cannabis con la del alcohol suelto, que años atrás fue un problema para las farmacias. "Agarraban las botellas de plástico y te pedían 20 pesos de alcohol. ¡Esto parecía un boliche! Ahora, si lo quieren lo tienen que comprar envasado... Y se supone que nosotros vendemos salud", dice mientras sonríe.
Misma posición es la que tiene Eva, de 75 años y que hace 10 está al frente de la farmacia Dover del Cordón. Pero ella da un paso más adelante. Sostiene que cuando se reglamente la ley va a poner un cartel en la puerta con el texto: "acá no se vende marihuana". Y advierte como "obvio, que te van a asaltar y a pedir toda la droga".
Lo mismo piensa Jaqueline, de 47 años y propietaria de la farmacia Reducto, que le hace honor al barrio en la que está ubicada. Toda la fachada está llena de rejas y aunque sean las cuatro de la tarde ella atiende por una diminuta ventanita ubicada en la puerta. Esto es consecuencia de varios robos sufridos en los últimos años.
"Esto es preocupante. Van a venir algunos a comprar, pero mañana, si no tiene dinero y sabe que tu tienes la droga disponible, estás expuesto, no solo a que te robe, sino a que te agreda", advierte Jaqueline.
Pero esta no es la única razón por la que está en desacuerdo. Es química farmacéutica, o sea parte de la asociación que prometió presentar sus renuncias en bloque en caso que se obligue a las farmacias a vender la droga. "Es un tema ético. La marihuana tiene efectos perjudiciales para la salud. Y lo que nosotros dispensamos son medicamentos y otras cosas que hacen bien para la salud. Esto lo dice la ley", precisa.
De todos modos, Jaqueline señala que esto no quiere decir que esté en contra de la regulación, pero considera que "si el gobierno quiere vender marihuana, lo haga dentro de sus centros de salud".
En tanto, Ricardo, que tiene 59 años y está al frente hace 11 de la farmacia San Felipe y Santiago, en el centro de la capital; y Mario, su colega de 70 años que desde hace 43 es dueño de la farmacia Lourdes, de Pocitos, sostienen que manejar a la gente que va a los locales a pedir psicofármacos ya genera problemas, y que con la marihuana la situación puede ser aún peor.
"Hay cosas que ya nos pasan con los psicofármacos. Hay gente que viene todos los días, viene a pedirte algo sin receta y vos no se lo podés dar. Y mucho menos si no lo conocés. Porque si se lo das, lo matás. Con la marihuana se dice que se va a regular, pero hay que ver, porque va a tener que ser algo igual de estricto", precisa Mario.
Ricardo señala que el único camino va a ser el de pedir una receta. Y advierte que, en ese caso, es lógico que la actividad quede en manos de los farmacéuticos. "Nosotros sabemos leer una receta y sabemos a quién darle un medicamento y a quién no", sostiene. Aunque advierte temor por la forma en que puede reaccionar alguien al que no se le puede dar la droga.
"Acá, en 18 de Julio, están corriendo delincuentes a cada rato, a mi me robaron dos veces a mano armada. Ahora, sabiendo que hay marihuana acá atrás, no sé cómo pueden reaccionar. No sé, voy a tener que pedir que me pongan dos policías en la puerta", agrega.
Mariano, de otra farmacia en el Centro que pide que no sea identificada, sostiene que "ya algunos cuidacoches" le fueron a preguntar si vendía marihuana.
Interior.
Misma tendencia se repite en farmacias del interior, donde la mayoría de los consultados por El País advierten que prefieren no vender marihuana.
Raúl, de la farmacia Tanco, y Teresita, de la Britos, ambas ubicadas en la ciudad de Canelones, rechazan la medida. Él propone que la venda la Policía y advierte que va a generar "desesperación" en los consumidores saber que ellos tienen la droga. Ella dice que no sabe qué "podrá depararnos esto". Su colega en Fray Bentos, Italo, que posee dos farmacias, La Octava y Fray Bentos 2000, dice que como "no va a ser obligación" y por un tema de seguridad no tiene "ningún interés" en vender cannabis.
En Treinta y Tres, en tanto, Joselo y Andrea, de la farmacia Obelisco, dicen que están a la espera de mayor información por parte de la Asociación de Farmacias del Interior (AFI), pero de todos modos señalan que, "en principio", no están de acuerdo con la venta de marihuana en su local. "Va a ser un problema, va a traer mucho conflicto. Al público habitual no le va a gustar", sostiene él.
Josué, de la Farmacia del Pueblo, también en Treinta y Tres, dice que no va a comercializarla, pues cree que "podría traer muchos problemas a la población".
A favor.
Pero no todas las voces se pronuncian en contra. Miguel, de la farmacia Brun, de Flores, precisa que "obviamente" venderá. Y agrega: "estamos esperanzados en levantar las ventas, no nos molesta para nada".
Miguel dice no sentir temor a problemas de seguridad y comparó: "Siempre vendimos psicofármacos y nunca nos pasó nada; el psicofármaco, a la gente que es adicta, `le viene de perillas`". De todas formas, advierte que todavía no había decidido si vender el producto en la puerta de entrada al comercio o en la parte de atrás.
En tanto, Hugo, de la farmacia Ropiel de Sarandí de Yí, en Durazno, también dice que no tenía problemas en vender marihuana, pero sostuvo que todo dependerá de si la química que trabaja con él lo acepta. "No voy a cambiar el químico por eso, prefiero no vender y seguir trabajando con él", sostiene.
En Montevideo, Freile, de 62 años, que está al frente de la farmacia Centenario, del barrio de La Aguada, también le dice sí a la venta de marihuana. Y justifica: "tengo un baile a media cuadra, vomitan y defecan en la puerta, me rompen los vidrios, se oyen tiros, ¿qué más puede pasar? Vamos a experimentar, si la cosa se pone complicada lo dejaremos". (Producción: Fernando Bonhomme, Patricia Mango, Marco Rivero, Víctor Rodríguez y Daniel Rojas).
Galimberti ve "escasas certezas" en la nueva ley
El obispo de Salto, Pablo Galimberti, se sumó a la polémica sobre la legalización de la comercialización de la marihuana con una columna publicada en el diario "Cambio" de esa ciudad en la que sostiene que se trata de "un experimento" que se realiza "con personas".
"La legalización de la marihuana instala el tema en un escenario con muchas preguntas y escasas certezas. Este resultado quizás sea consecuencia de que la ley salió solo con los votos del Frente Amplio, sin incorporar algunas objeciones provenientes de la oposición. Según el presidente Mujica se trata de un experimento. Lástima que con personas", escribió el obispo. Para Galimberti, "lo más preocupante" es que se incumple el mandato constitucional que tiene el Estado de preservar la salud de la población.
"Le preguntaría a nuestro presidente: ¿no cree que estamos fomentando una sociedad hipócrita, en la cual se habla de que lo bueno cuesta y al mismo tiempo facilitamos estilos de vivir pasivos o consumistas?", escribió. El debate en el Senado "fue un diálogo de sordos" por el "dogmatismo oficialista", agregó.
Bordaberry teme por falta de controles
El precandidato colorado, Pedro Bordaberry, dijo en Melo que la regulación de la marihuana es un tema "que nos tiene que preocupar mucho, no solamente por lo que pasó cuando se aprobó la ley sino por lo que pasó el día siguiente, cuando salió a hacer declaraciones el ministro del Interior, (Eduardo) Bonomi, precisando que no va a poder controlar lo que se plante en las casas".
El líder de Vamos Uruguay advirtió además sobre el narcoturismo y consideró "obvio que va a venir gente de Brasil, de Argentina, aunque la ley establece claramente que la venta debe realizarse solamente a ciudadanos uruguayos".
Además, criticó al ministro de Relaciones Exteriores Luis Almagro al sostener que "nos desubica cuando dice que por suerte ya hay mucha gente consultando en las embajadas en el mundo para venirse a vivir aquí por la marihuana". Y concluyó: "eso no es bueno".