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Las plantaciones de maría se han multiplicado en los últimos años en la CAV.
Donostia. El cultivo de marihuana se ha disparado en los últimos años. Las operaciones llevadas a cabo por la Ertzaintza y la Guardia Civil en las últimas tres semanas en Eibar, Zizurkil y Oiartzun se han saldado con más de 1.000 plantas aprehendidas y 16 personas imputadas. Un reflejo de lo que está pasando en los últimos meses: tan solo en el primer semestre del año, la Ertzaintza lleva decomisados 135.541 gramos de maría, mas que en todo el año pasado, cuando se interceptaron 129.036 gramos, lo que supuso, a su vez, un 35% más que las plantas incautadas en 2011.
"El crecimiento se debe en gran medida al incremento del precio de otras drogas como el hachís, que ha provocado un aumento de la demanda de marihuana", advierten desde el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco. "Hace unos años la marihuana apenas tenía demanda, pero como el hachís se ha ido encareciendo y su calidad se ha reducido, muchas personas han comenzado a consumir marihuana", aclaran las mismas fuentes.
Dos de las últimas incautaciones policiales han afectado a cultivos reclamados por colectivos de consumo
Según la Encuesta Euskadi y Drogas relativa a 2012, aproximadamente 45.000 personas han consumido cannabis en el último año de forma semanal y cerca de 28.000 lo hacen diariamente. Pero es más bien en el cultivo de marihuana donde se ha reflejado ese novedosa moda por esta droga relativamente barata en comparación con el resto de sustancias. "Hay personas que se arriesgan a poner una plantación y luego venden la marihuana porque cada vez genera más dinero", señalan desde Seguridad. Las plantaciones, que "no suelen ser de buena calidad", se localizan en huertas, patios, invernaderos, lonjas y otros espacios. No se tratan de mafias especializadas, sino más bien de gente normal ávida de conseguir un dinero fácil gracias a un negocio cada vez más lucrativo.
"La mayoría de estas plantaciones, cuyos propietarios serían jóvenes de una edad estimada de entre 18 y 30 años, están dirigidas al autoconsumo, con un número reducido de plantas". No obstante, no ha sido el caso de las últimas operaciones. Los robos, cuando llega la época de recogida -septiembre y octubre-, son el pan de cada día para los propietarios de las plantaciones, que a veces se enfrentan a la dicotomía de si avisar a la Ertzaintza a sabiendas de que pueden acabar detenidos por traficar con droga.
Dos operaciones concretas, la llevada a cabo en Zizurkil por la Guardia Civil y otra de la Ertzaintza en Oiartzun, han despertado cierta polémica al ser reclamadas por colectivos de consumo: la asociación Tere, en el caso de Zizurkil, y los guipuzcoanos Ganjazz, en el de Oiartzun. Portavoces de ambos grupos denunciaron la "inseguridad jurídica existente" para este tipo de plantaciones cuyos propietarios son clubes cannábicos, colectivos que precisamente son objeto de debate en el Parlamento Vasco, donde se trata sobre su regularización.
Los clubes cannábicos -medio centenar en la CAV- defienden el consumo compartido dentro de unos límites y de manera regulada. "Tiene que quedar claro que donde hay un club social no hay delincuencia ni trapicheo. Los más jóvenes no pueden acceder y el consumo se produce en la intimidad", destacaba Iker Val, presidente de la Federación de asociaciones.
Donostia. El cultivo de marihuana se ha disparado en los últimos años. Las operaciones llevadas a cabo por la Ertzaintza y la Guardia Civil en las últimas tres semanas en Eibar, Zizurkil y Oiartzun se han saldado con más de 1.000 plantas aprehendidas y 16 personas imputadas. Un reflejo de lo que está pasando en los últimos meses: tan solo en el primer semestre del año, la Ertzaintza lleva decomisados 135.541 gramos de maría, mas que en todo el año pasado, cuando se interceptaron 129.036 gramos, lo que supuso, a su vez, un 35% más que las plantas incautadas en 2011.
"El crecimiento se debe en gran medida al incremento del precio de otras drogas como el hachís, que ha provocado un aumento de la demanda de marihuana", advierten desde el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco. "Hace unos años la marihuana apenas tenía demanda, pero como el hachís se ha ido encareciendo y su calidad se ha reducido, muchas personas han comenzado a consumir marihuana", aclaran las mismas fuentes.
Dos de las últimas incautaciones policiales han afectado a cultivos reclamados por colectivos de consumo
Según la Encuesta Euskadi y Drogas relativa a 2012, aproximadamente 45.000 personas han consumido cannabis en el último año de forma semanal y cerca de 28.000 lo hacen diariamente. Pero es más bien en el cultivo de marihuana donde se ha reflejado ese novedosa moda por esta droga relativamente barata en comparación con el resto de sustancias. "Hay personas que se arriesgan a poner una plantación y luego venden la marihuana porque cada vez genera más dinero", señalan desde Seguridad. Las plantaciones, que "no suelen ser de buena calidad", se localizan en huertas, patios, invernaderos, lonjas y otros espacios. No se tratan de mafias especializadas, sino más bien de gente normal ávida de conseguir un dinero fácil gracias a un negocio cada vez más lucrativo.
"La mayoría de estas plantaciones, cuyos propietarios serían jóvenes de una edad estimada de entre 18 y 30 años, están dirigidas al autoconsumo, con un número reducido de plantas". No obstante, no ha sido el caso de las últimas operaciones. Los robos, cuando llega la época de recogida -septiembre y octubre-, son el pan de cada día para los propietarios de las plantaciones, que a veces se enfrentan a la dicotomía de si avisar a la Ertzaintza a sabiendas de que pueden acabar detenidos por traficar con droga.
Dos operaciones concretas, la llevada a cabo en Zizurkil por la Guardia Civil y otra de la Ertzaintza en Oiartzun, han despertado cierta polémica al ser reclamadas por colectivos de consumo: la asociación Tere, en el caso de Zizurkil, y los guipuzcoanos Ganjazz, en el de Oiartzun. Portavoces de ambos grupos denunciaron la "inseguridad jurídica existente" para este tipo de plantaciones cuyos propietarios son clubes cannábicos, colectivos que precisamente son objeto de debate en el Parlamento Vasco, donde se trata sobre su regularización.
Los clubes cannábicos -medio centenar en la CAV- defienden el consumo compartido dentro de unos límites y de manera regulada. "Tiene que quedar claro que donde hay un club social no hay delincuencia ni trapicheo. Los más jóvenes no pueden acceder y el consumo se produce en la intimidad", destacaba Iker Val, presidente de la Federación de asociaciones.