"Señor señador, disculpe, ¿me podría decir qué piensa sobre la legalización de la marihuana?" ¡Qué lindo sería encontrar la siguiente respuesta! "Mire, no le voy a poder responder, porque todavía no he terminado de estudiar el tema en profundidad. Estoy consultando con los mejores científicos para poder formarme una opinión con rigurosidad y votar. El bien de la sociedad está en juego y no puedo ser superficial".
FOTO
¿Por qué pretendemos volver a inventar la rueda ante cualquier nuevo tema? ¡Qué útil sería habituarnos a analizar con rigurosidad la evidencia científica acumulada hasta el momento antes de expedir nuestra opinión sobre un tema! Tomemos como ejemplo la discusión actual sobre la legalización de la marihuana. ¿Qué nos dicen los recientes descubrimientos? Una primera pregunta básica es definir si la marihuana "hace bien" o "hace mal" a la persona, a su entorno, a la sociedad, a la economía del país. En 2009, Wayne Hall, profesor de Public Health Policy de la University of Queensland, Australia, publicó una investigación sobre cuáles son los efectos de la marihuana y cuáles son las implicaciones de política social, en el Internacional Journal of Drug Policy (*).
Hall provee una revisión de la evidencia epidemiológica sobre los efectos adversos del cannabis. La evidencia científica sugiere que la marihuana puede afectar negativamente a los consumidores, especialmente a los adolescentes que se inician a consumir antes, y a los jóvenes adultos que se convierten en consumidores habituales. Estos efectos adversos incluyen el incremento de riesgo de accidentes de automóviles, desarrollo de dependencia del cannabis, daño de la función respiratoria, enfermedades cardiovasculares, síntomas psicóticos, y resultados negativos en el desarrollo del adolescente como, por ejemplo, peores resultados académicos y un incremento de la probabilidad de consumir drogas ilícitas. Bueno, no sé qué más se puede agregar: todo indica que le "hace mal" a la persona (¡y a su entorno!: accidentes de autos, desvío de fondos de salud y educativos para paliar los efectos del cannabis). Es la misma razón que llevó a nuestro país a desalentar el consumo de cigarrillos y el consumo de alcohol: le "hacen mal" a muchas personas.
En 2012, los investigadores Cerdá, Wall, Keyes, Galea y Hasin de Columbia University publicaron un estudio sobre los efectos de la legalización en 50 Estados de Estados Unidos en Drug and Alcohol Dependence (**). Los autores comienzan recordando algunos fundamentos básicos de la economía de la salud. Los comportamientos de las personas, señalan los investigadores, están influenciados, al menos en parte, por las expectativas acerca de los costos y beneficios de las propias acciones, incluidas la aprobación o desaprobación social. Es decir, considerando todo lo demás constante, un individuo podría estar más propenso a consumir marihuana en una sociedad que la acepte. Para explorar esta posible asociación entre liberalización y consumo/abuso, trabajan con tres bases de datos: dos que recogen información a nivel agregado en cada Estado y una que tiene datos de consumo y abuso individual.
El estudio indica que los Estados que legalizaron la marihuana tienen tasas significativamente más altas de consumo, y de abuso y dependencia. Esto no significa necesariamente que legalizar cause un aumento del consumo. Podría pasar simplemente que los Estados con mayor consumo de marihuana son los más propensos a legalizarla y esta podría ser la razón detrás de la asociación positiva entre legalización y aumento del consumo que se observa. Sin embargo, los resultados que encuentran los autores tampoco descartan que la propia legalización aumente el consumo y abuso de la marihuana, y así se hace necesario considerar otras posibles explicaciones o mecanismos detrás de las relaciones encontradas. Esos posibles mecanismos podrían servir de base para futuros estudios.
Una primera explicación podría ser que las personas de un Estado conforman una comunidad que tiene unas normas implícitas que apoyan el consumo de marihuana y por esa razón el estado legaliza su consumo (algunas investigaciones sobre el consumo de alcohol muestran una relación directa entre la aprobación de la comunidad y los cambios de política). Una segunda explicación de la asociación entre legalización y consumo/abuso de marihuana que dan los autores es que las leyes permisivas pueden conducir a cambios en las actitudes de las comunidades sobre su consumo, incluyendo la reducción de la desaprobación inicial o de los riesgos percibidos (estudios científicos han mostrado una relación entre sanciones formales a comportamientos y la subsecuente creación de normas sociales informales que pautan de hecho el comportamiento). Un tercer mecanismo potencial detrás de la asociación entre legalización y consumo podría ser la promoción médica de la marihuana por parte de los servicios de salud. Sin embargo, no existe consenso sobre su efectividad para el tratamiento de síntomas como el dolor, náuseas, vómitos y otros problemas causados por enfermedades o tratamientos (***). Un cuarto posible mecanismo se refiere a la disponibilidad de la marihuana. La legalización podría conducir a la promoción comercial de la misma y a facilitar la disponibilidad de la sustancia no solo con posibles justificaciones terapéuticas sino también para fines de recreación que podrían contribuir al consumo y abuso.
En suma, este estudio subraya el rol clave que tienen, sobre el consumo y abuso de la marihuana, las medidas de política que se adopten y las normas implícitas o formales que así se cambien. Como se ve, los descubrimientos científicos muestran serias dudas acerca de los posibles beneficios que esgrimen quienes promueven su legalización. Señala Wayne Hall en el estudio de 2009 que la discusión contemporánea sobre la legalización de la marihuana está desquiciada ya que la sociedad se olvida de que "el consumo del cannabis debería ser desalentado simplemente porque daña a muchas personas", y listo. Los costos de equivocarse apoyando la legalización son grandes porque no solo se refiere al efecto sobre las personas consumidoras sino que también tienen potenciales efectos derrame negativos sobre el resto de la comunidad (accidentes de automóviles, y derivación de recursos económicos de la salud y de la educación para paliar los efectos negativos del consumo). Es curioso ver que nuestro país está luchando desde hace tanto tiempo por desalentar el consumo de alcohol y el de cigarrillos, y por otro lado se quiere legalizar el consumo de marihuana...
La sociedad actual (y la futura, que todavía no tiene voz) demanda más estudio serio y menos ideología. Claro, esto exige apertura mental, hacer silencio, saber escuchar y mucho trabajo intelectual: ¡qué desafío!
(*) Es una revista científica arbitrada, es decir, que requiere que el nuevo estudio pase las críticas de científicos referees anónimos para ser aceptado. Ocupa el cuarto lugar en el ranking de su área de conocimiento.
(**) Es otra revista científica arbitrada, ubicada entre las primeras del ranking.
(***) Ver por ejemplo la investigación de Furukawa, Taylor, Martin, Martín-Sánchez Systematic review and meta-analysis of cannabis treatment for chronic pain publicada en Pain Medicine en noviembre de 2009).
FOTO
¿Por qué pretendemos volver a inventar la rueda ante cualquier nuevo tema? ¡Qué útil sería habituarnos a analizar con rigurosidad la evidencia científica acumulada hasta el momento antes de expedir nuestra opinión sobre un tema! Tomemos como ejemplo la discusión actual sobre la legalización de la marihuana. ¿Qué nos dicen los recientes descubrimientos? Una primera pregunta básica es definir si la marihuana "hace bien" o "hace mal" a la persona, a su entorno, a la sociedad, a la economía del país. En 2009, Wayne Hall, profesor de Public Health Policy de la University of Queensland, Australia, publicó una investigación sobre cuáles son los efectos de la marihuana y cuáles son las implicaciones de política social, en el Internacional Journal of Drug Policy (*).
Hall provee una revisión de la evidencia epidemiológica sobre los efectos adversos del cannabis. La evidencia científica sugiere que la marihuana puede afectar negativamente a los consumidores, especialmente a los adolescentes que se inician a consumir antes, y a los jóvenes adultos que se convierten en consumidores habituales. Estos efectos adversos incluyen el incremento de riesgo de accidentes de automóviles, desarrollo de dependencia del cannabis, daño de la función respiratoria, enfermedades cardiovasculares, síntomas psicóticos, y resultados negativos en el desarrollo del adolescente como, por ejemplo, peores resultados académicos y un incremento de la probabilidad de consumir drogas ilícitas. Bueno, no sé qué más se puede agregar: todo indica que le "hace mal" a la persona (¡y a su entorno!: accidentes de autos, desvío de fondos de salud y educativos para paliar los efectos del cannabis). Es la misma razón que llevó a nuestro país a desalentar el consumo de cigarrillos y el consumo de alcohol: le "hacen mal" a muchas personas.
En 2012, los investigadores Cerdá, Wall, Keyes, Galea y Hasin de Columbia University publicaron un estudio sobre los efectos de la legalización en 50 Estados de Estados Unidos en Drug and Alcohol Dependence (**). Los autores comienzan recordando algunos fundamentos básicos de la economía de la salud. Los comportamientos de las personas, señalan los investigadores, están influenciados, al menos en parte, por las expectativas acerca de los costos y beneficios de las propias acciones, incluidas la aprobación o desaprobación social. Es decir, considerando todo lo demás constante, un individuo podría estar más propenso a consumir marihuana en una sociedad que la acepte. Para explorar esta posible asociación entre liberalización y consumo/abuso, trabajan con tres bases de datos: dos que recogen información a nivel agregado en cada Estado y una que tiene datos de consumo y abuso individual.
El estudio indica que los Estados que legalizaron la marihuana tienen tasas significativamente más altas de consumo, y de abuso y dependencia. Esto no significa necesariamente que legalizar cause un aumento del consumo. Podría pasar simplemente que los Estados con mayor consumo de marihuana son los más propensos a legalizarla y esta podría ser la razón detrás de la asociación positiva entre legalización y aumento del consumo que se observa. Sin embargo, los resultados que encuentran los autores tampoco descartan que la propia legalización aumente el consumo y abuso de la marihuana, y así se hace necesario considerar otras posibles explicaciones o mecanismos detrás de las relaciones encontradas. Esos posibles mecanismos podrían servir de base para futuros estudios.
Una primera explicación podría ser que las personas de un Estado conforman una comunidad que tiene unas normas implícitas que apoyan el consumo de marihuana y por esa razón el estado legaliza su consumo (algunas investigaciones sobre el consumo de alcohol muestran una relación directa entre la aprobación de la comunidad y los cambios de política). Una segunda explicación de la asociación entre legalización y consumo/abuso de marihuana que dan los autores es que las leyes permisivas pueden conducir a cambios en las actitudes de las comunidades sobre su consumo, incluyendo la reducción de la desaprobación inicial o de los riesgos percibidos (estudios científicos han mostrado una relación entre sanciones formales a comportamientos y la subsecuente creación de normas sociales informales que pautan de hecho el comportamiento). Un tercer mecanismo potencial detrás de la asociación entre legalización y consumo podría ser la promoción médica de la marihuana por parte de los servicios de salud. Sin embargo, no existe consenso sobre su efectividad para el tratamiento de síntomas como el dolor, náuseas, vómitos y otros problemas causados por enfermedades o tratamientos (***). Un cuarto posible mecanismo se refiere a la disponibilidad de la marihuana. La legalización podría conducir a la promoción comercial de la misma y a facilitar la disponibilidad de la sustancia no solo con posibles justificaciones terapéuticas sino también para fines de recreación que podrían contribuir al consumo y abuso.
En suma, este estudio subraya el rol clave que tienen, sobre el consumo y abuso de la marihuana, las medidas de política que se adopten y las normas implícitas o formales que así se cambien. Como se ve, los descubrimientos científicos muestran serias dudas acerca de los posibles beneficios que esgrimen quienes promueven su legalización. Señala Wayne Hall en el estudio de 2009 que la discusión contemporánea sobre la legalización de la marihuana está desquiciada ya que la sociedad se olvida de que "el consumo del cannabis debería ser desalentado simplemente porque daña a muchas personas", y listo. Los costos de equivocarse apoyando la legalización son grandes porque no solo se refiere al efecto sobre las personas consumidoras sino que también tienen potenciales efectos derrame negativos sobre el resto de la comunidad (accidentes de automóviles, y derivación de recursos económicos de la salud y de la educación para paliar los efectos negativos del consumo). Es curioso ver que nuestro país está luchando desde hace tanto tiempo por desalentar el consumo de alcohol y el de cigarrillos, y por otro lado se quiere legalizar el consumo de marihuana...
La sociedad actual (y la futura, que todavía no tiene voz) demanda más estudio serio y menos ideología. Claro, esto exige apertura mental, hacer silencio, saber escuchar y mucho trabajo intelectual: ¡qué desafío!
(*) Es una revista científica arbitrada, es decir, que requiere que el nuevo estudio pase las críticas de científicos referees anónimos para ser aceptado. Ocupa el cuarto lugar en el ranking de su área de conocimiento.
(**) Es otra revista científica arbitrada, ubicada entre las primeras del ranking.
(***) Ver por ejemplo la investigación de Furukawa, Taylor, Martin, Martín-Sánchez Systematic review and meta-analysis of cannabis treatment for chronic pain publicada en Pain Medicine en noviembre de 2009).