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Un matrimonio y su hijo habían fundado la entidad 'camuflada' como bar. La Guàrdia Urbana confiscó varias clases de marihuana
Durante el registro policial, se localizaron diferentes recipientes con marihuana en su interior. Foto: GUT
Jordi Cabré |
La Guàrdia Urbana ha desmantelado un club de cannabis en la calle Apodaca. Durante el registro los agentes identificaron a los propietarios y a una decena de clientes. También decomisaron varios botes con marihuana, bolsas de plástico para su venta a pequeña escala, una balanza de precisión, dinero en efectivo, carpetas y un ordenador portátil con información sobre esta entidad y sus transacciones.
Con todas las pruebas reunidas y tras la elaboración de las diligencias previas, los propietarios de este bar restaurante se les imputa un delito contra la salud pública.
Bajo el nombre de Associació Cannàbica Liberty Social Club, la entidad presuntamente ilegal estaba ?camuflada? como bar restaurante en los bajos del número 7 de la calle Apodaca. El negocio tenía licencia provisional de apertura autorizada por el Ayuntamiento desde mediados del mes de mayo.
El matrimonio que regentaba el negocio estaba formado por José L.G., de 53 años de edad y Maria del P. P., de 46, junto a su hijo David L.P., de 24 años. Los tres formaban la junta de la Associació Cannàbica Liberty Social Club con los cargos de presidente, secretaria y tesorero respectivamente.
Desde la apertura del bar utilizaban la tapadera para vender marihuana o utilizar el propio local para el consumo de esta substancia ilegal. Esto se combinaba con la actividad propia de un bar, según pudieron verificar los agentes durante la inspección.
Clientela consumidora
La Guàrdia Urbana montó el dispositivo el pasado jueves por la tarde con una autorización judicial en la mano para poder entrar en este negocio de forma legal. Esperó el momento de la entrada de un cliente y antes de que se cerrara la puerta (sólo se puede abrir desde dentro del local), los agentes penetraron en el recinto identificándose y explicando el motivo de su ?visita?. El primero objetivo se había conseguido era entrar en el bar sin necesidad de usar la fuerza.
José L.G. y su hijo David estaban en ese momento en el bar junto a una decena de clientes, que tras su identificación se les interrogó para conocer más detalles del funcionamiento de este supuesto club de cannabis.
Tras hablar con los clientes, alguno de ellos llevaba encima un carnet de socio, la Guàrdia Urbana pudo conocer la actividad paralela del local. Tras las declaraciones de los clientes, se supo que las personas autorizadas podían acceder al local, comprar marihuana para su consumo personal o consumirla en su interior. La acreditación sólo sirve para consumir y no para participar en la supuesta entidad.
Además de inspeccionar el local de la calle Apodaca, los agentes solicitaron inspeccionar dos vehículos de esta familia, que antes de llegar a ellos se vio que desprendían un fuerte olor a marihuana, aunque en su interior no había más indicios que alguna caja de cartón con algún resto de esta substancia.
Tras la recogida de pruebas y las declaraciones tanto de la familia titular del negocio como la decena de clientes, todos mayores de edad, que se encontraban en su interior, se ha imputado a los tres (matrimonio e hijo) un delito contra la salud pública.
Durante el registro policial, se localizaron diferentes recipientes con marihuana en su interior. Foto: GUT
Jordi Cabré |
La Guàrdia Urbana ha desmantelado un club de cannabis en la calle Apodaca. Durante el registro los agentes identificaron a los propietarios y a una decena de clientes. También decomisaron varios botes con marihuana, bolsas de plástico para su venta a pequeña escala, una balanza de precisión, dinero en efectivo, carpetas y un ordenador portátil con información sobre esta entidad y sus transacciones.
Con todas las pruebas reunidas y tras la elaboración de las diligencias previas, los propietarios de este bar restaurante se les imputa un delito contra la salud pública.
Bajo el nombre de Associació Cannàbica Liberty Social Club, la entidad presuntamente ilegal estaba ?camuflada? como bar restaurante en los bajos del número 7 de la calle Apodaca. El negocio tenía licencia provisional de apertura autorizada por el Ayuntamiento desde mediados del mes de mayo.
El matrimonio que regentaba el negocio estaba formado por José L.G., de 53 años de edad y Maria del P. P., de 46, junto a su hijo David L.P., de 24 años. Los tres formaban la junta de la Associació Cannàbica Liberty Social Club con los cargos de presidente, secretaria y tesorero respectivamente.
Desde la apertura del bar utilizaban la tapadera para vender marihuana o utilizar el propio local para el consumo de esta substancia ilegal. Esto se combinaba con la actividad propia de un bar, según pudieron verificar los agentes durante la inspección.
Clientela consumidora
La Guàrdia Urbana montó el dispositivo el pasado jueves por la tarde con una autorización judicial en la mano para poder entrar en este negocio de forma legal. Esperó el momento de la entrada de un cliente y antes de que se cerrara la puerta (sólo se puede abrir desde dentro del local), los agentes penetraron en el recinto identificándose y explicando el motivo de su ?visita?. El primero objetivo se había conseguido era entrar en el bar sin necesidad de usar la fuerza.
José L.G. y su hijo David estaban en ese momento en el bar junto a una decena de clientes, que tras su identificación se les interrogó para conocer más detalles del funcionamiento de este supuesto club de cannabis.
Tras hablar con los clientes, alguno de ellos llevaba encima un carnet de socio, la Guàrdia Urbana pudo conocer la actividad paralela del local. Tras las declaraciones de los clientes, se supo que las personas autorizadas podían acceder al local, comprar marihuana para su consumo personal o consumirla en su interior. La acreditación sólo sirve para consumir y no para participar en la supuesta entidad.
Además de inspeccionar el local de la calle Apodaca, los agentes solicitaron inspeccionar dos vehículos de esta familia, que antes de llegar a ellos se vio que desprendían un fuerte olor a marihuana, aunque en su interior no había más indicios que alguna caja de cartón con algún resto de esta substancia.
Tras la recogida de pruebas y las declaraciones tanto de la familia titular del negocio como la decena de clientes, todos mayores de edad, que se encontraban en su interior, se ha imputado a los tres (matrimonio e hijo) un delito contra la salud pública.