Recuerdan que «el alcohol es la droga por excelencia del País Vasco» y la que lleva asociada más delitos .Según sostienen los estudios sociológicos y aunque los adultos piensen lo contrario, la mayoría de la juventud no consume drogas o consume poco. Al parecer, la percepción colectiva de que todos los jóvenes hacen uso de este tipo de sustancias no es cierta, aunque existe un grupo cuyos integrantes (alrededor de un 15% con edades que oscilan entre los 18 y los 25 años) están considerados grandes consumidores, según un informe en el que la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) analiza los hábitos de los jóvenes españoles.
En Euskadi, el estudio 'Drogas y escuela' realizado por la Universidad de Deusto revela que el 27% de los escolares vascos de 12 a 18 años son abstemios, el 38% iniciáticos, el 18% experimentales, el 9% consumidores apreciables, el 4% notables, el 2,3% altos y el 2,1% elevados. El informe, que será presentado en su totalidad próximamente, sostiene que el 34% de los escolares vascos reconoce que ha consumido cannabis alguna vez en la vida y el 28% en el último año. Las cifras se reducen al 18% en el último mes, al 7% en la semana y al 3,4% de jóvenes que fuman droga todos los días.
Este es el contexto sobre el que hablaron ayer el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto Javier Elzo, la directora del Instituto Deusto de Drogodependencias, Teresa Laespada, y el director de la FAD, Eusebio Megías. Los tres expertos, que reflexionaron sobre una sociedad en la que la visión sobre las drogas cambia con los años, hasta el punto de que solo para el 0,1% de la población constituyen uno de los tres principales problemas (frente al 49% de 198, coincidieron en defender la necesidad de regular el consumo de cannabis para adecuarse al contexto social.
Borracheras legales
«No se entiende que sea legal emborracharse a los 18 años en un recinto cerrado y preparado expresamente para beber alcohol, y que unos señores no puedan reunirse a consumir cannabis», afirmó Javier Elzo. El sociólogo, que descartó la «teoría de la escalada» al sostener que «nunca ha sido cierto que quien empezara con un porro acabara en la heroína», recordó que en la actualidad «se ha declarado la guerra» al tabaco, cuando hace años se veía como un hábito «casi seductor», y se mantiene la consideración hacia el alcohol, que es la droga que lleva asociada más delitos.
El tabaco ha dejado de seducir para convertirse literalmente en sinónimo de muerte, mientras que socialmente el consumo de cannabis está banalizado y se equipara el alcohol a «la fiesta nocturna» cuando, según Teresa Laespada, esta sustancia «es la droga por excelencia en el País Vasco». La directora del Instituto Deusto de Drogodependencias señaló que «el consumo de cannabis es una ola que tenemos encima y es una realidad», por lo que apostó por una «regularización más amable» de esta sustancia. «El cannabis está muy diversificado en todos los sitios y se está consumiendo de una manera muy normalizada. Manteniendo la prohibición -recalcó- lo único que estamos haciendo es aumentar muchísimo los casos de delitos penales en los juzgados pero no vamos a evitar nunca los consumos».
El estudio de la FAD, denominado 'Mismas drogas, distintos riesgos-Un ensayo de tipología de jóvenes consumidores', establece tres perfiles de consumidores con diferentes características. Los despreocupados (29%), son los que consumen más las drogas menos normalizadas, como la cocaína, el éxtasis, las anfetaminas o los alucinógenos, y en este grupo destaca la presencia de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Los experimentadores (32%), entre los que abundan los universitarios, creen que la vida supone un riesgo y se caracterizan por «picotear» todo tipo de drogas. El tercer perfil es el de los precavidos (38%), que son los que más se emborrachan y consumen cannabis. En estos jóvenes, al afán de experimentación se le une el deseo de integración en el grupo
En Euskadi, el estudio 'Drogas y escuela' realizado por la Universidad de Deusto revela que el 27% de los escolares vascos de 12 a 18 años son abstemios, el 38% iniciáticos, el 18% experimentales, el 9% consumidores apreciables, el 4% notables, el 2,3% altos y el 2,1% elevados. El informe, que será presentado en su totalidad próximamente, sostiene que el 34% de los escolares vascos reconoce que ha consumido cannabis alguna vez en la vida y el 28% en el último año. Las cifras se reducen al 18% en el último mes, al 7% en la semana y al 3,4% de jóvenes que fuman droga todos los días.
Este es el contexto sobre el que hablaron ayer el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto Javier Elzo, la directora del Instituto Deusto de Drogodependencias, Teresa Laespada, y el director de la FAD, Eusebio Megías. Los tres expertos, que reflexionaron sobre una sociedad en la que la visión sobre las drogas cambia con los años, hasta el punto de que solo para el 0,1% de la población constituyen uno de los tres principales problemas (frente al 49% de 198, coincidieron en defender la necesidad de regular el consumo de cannabis para adecuarse al contexto social.
Borracheras legales
«No se entiende que sea legal emborracharse a los 18 años en un recinto cerrado y preparado expresamente para beber alcohol, y que unos señores no puedan reunirse a consumir cannabis», afirmó Javier Elzo. El sociólogo, que descartó la «teoría de la escalada» al sostener que «nunca ha sido cierto que quien empezara con un porro acabara en la heroína», recordó que en la actualidad «se ha declarado la guerra» al tabaco, cuando hace años se veía como un hábito «casi seductor», y se mantiene la consideración hacia el alcohol, que es la droga que lleva asociada más delitos.
El tabaco ha dejado de seducir para convertirse literalmente en sinónimo de muerte, mientras que socialmente el consumo de cannabis está banalizado y se equipara el alcohol a «la fiesta nocturna» cuando, según Teresa Laespada, esta sustancia «es la droga por excelencia en el País Vasco». La directora del Instituto Deusto de Drogodependencias señaló que «el consumo de cannabis es una ola que tenemos encima y es una realidad», por lo que apostó por una «regularización más amable» de esta sustancia. «El cannabis está muy diversificado en todos los sitios y se está consumiendo de una manera muy normalizada. Manteniendo la prohibición -recalcó- lo único que estamos haciendo es aumentar muchísimo los casos de delitos penales en los juzgados pero no vamos a evitar nunca los consumos».
El estudio de la FAD, denominado 'Mismas drogas, distintos riesgos-Un ensayo de tipología de jóvenes consumidores', establece tres perfiles de consumidores con diferentes características. Los despreocupados (29%), son los que consumen más las drogas menos normalizadas, como la cocaína, el éxtasis, las anfetaminas o los alucinógenos, y en este grupo destaca la presencia de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Los experimentadores (32%), entre los que abundan los universitarios, creen que la vida supone un riesgo y se caracterizan por «picotear» todo tipo de drogas. El tercer perfil es el de los precavidos (38%), que son los que más se emborrachan y consumen cannabis. En estos jóvenes, al afán de experimentación se le une el deseo de integración en el grupo