ley para legalizar el cannabisUn grupo de asociaciones marroquíes han presentado ante el parlamento una proposición de ley para legalizar el cultivo del cannabis o kif, en un país que pasa por ser el mayor productor del mundo de esta planta y de su principal derivado, el hachís.
Según explicó Chakib Jiyari, militante asociativo del norte de Marruecos que lleva años consagrado a la legalización del kif, la proposición consta de 109 artículos y se presenta aprovechando lo que él ve como "un clima favorable" a la posible legalización de una planta que ocupa en Marruecos 47.000 hectáreas, de acuerdo con las últimas cifras disponibles.
La 'Alianza por la legalización del kif para usos médicos e industriales' envió la pasada semana a cada grupo parlamentario una copia de su propuesta para que estudien elevarla al pleno, y Jiyari confía en contar con el apoyo de al menos tres grupos, a tenor de las declaraciones de algunos de sus miembros, dentro y fuera de la cámara.
En los últimos meses al menos dos diputados, uno del partido Istiqlal (conservador) y otro del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM, cercano al Palacio) han abogado en el parlamento por despenalizar el cultivo del kif y acabar así con la inseguridad legal de los miles de campesinos que viven de esa planta y que son objeto de detenciones aleatorias por parte de la Gendarmería (policía rural).
El último estudio oficial encargado en 2005 por el gobierno marroquí a la Oficina de la ONU contra la droga y el delito (UNDOC) señalaba que había 89.900 familias que cultivaban el kif, concentradas en la región del Rif central, y en menor medida en sus alrededores.
Un 26% de los presos en las cárceles marroquíes lo están por delitos relacionados con el cultivo o el tráfico de drogas, según cifras de la administración penitenciaria, que no distinguen entre los dos delitos, aunque los presidiarios por tráfico son mucho más numerosos.
El problema -recuerda Jiyari- es que los campesinos, en lugar de sacar un rendimiento lícito de sus cosechas, son "rehenes" de grupos de narcotraficantes, que son los que compran sus productos y lo convierten en hachís.
Marruecos ha sido durante muchos años el principal productor de hachís del mundo, pero si en 2006 producía el 22 % del total, bajó en 2010 hasta un 15 %, lo que lo sitúa por encima del segundo gran productor, Afganistán (12 % y en neto aumento debido al mayor rendimiento medio por hectárea).
La constante interceptación de alijos de hachís, tanto en Marruecos como en España, indican que la industria del narcotráfico sigue muy activa: solo en las dos últimas semanas se incautaron en España dos alijos récord de hachís marroquí, uno de 32 toneladas en un camión de transporte de fruta en Algeciras, y otro de 52 toneladas escondidas en un almacén en Córdoba.
Según explicó Chakib Jiyari, militante asociativo del norte de Marruecos que lleva años consagrado a la legalización del kif, la proposición consta de 109 artículos y se presenta aprovechando lo que él ve como "un clima favorable" a la posible legalización de una planta que ocupa en Marruecos 47.000 hectáreas, de acuerdo con las últimas cifras disponibles.
La 'Alianza por la legalización del kif para usos médicos e industriales' envió la pasada semana a cada grupo parlamentario una copia de su propuesta para que estudien elevarla al pleno, y Jiyari confía en contar con el apoyo de al menos tres grupos, a tenor de las declaraciones de algunos de sus miembros, dentro y fuera de la cámara.
En los últimos meses al menos dos diputados, uno del partido Istiqlal (conservador) y otro del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM, cercano al Palacio) han abogado en el parlamento por despenalizar el cultivo del kif y acabar así con la inseguridad legal de los miles de campesinos que viven de esa planta y que son objeto de detenciones aleatorias por parte de la Gendarmería (policía rural).
El último estudio oficial encargado en 2005 por el gobierno marroquí a la Oficina de la ONU contra la droga y el delito (UNDOC) señalaba que había 89.900 familias que cultivaban el kif, concentradas en la región del Rif central, y en menor medida en sus alrededores.
Un 26% de los presos en las cárceles marroquíes lo están por delitos relacionados con el cultivo o el tráfico de drogas, según cifras de la administración penitenciaria, que no distinguen entre los dos delitos, aunque los presidiarios por tráfico son mucho más numerosos.
El problema -recuerda Jiyari- es que los campesinos, en lugar de sacar un rendimiento lícito de sus cosechas, son "rehenes" de grupos de narcotraficantes, que son los que compran sus productos y lo convierten en hachís.
Marruecos ha sido durante muchos años el principal productor de hachís del mundo, pero si en 2006 producía el 22 % del total, bajó en 2010 hasta un 15 %, lo que lo sitúa por encima del segundo gran productor, Afganistán (12 % y en neto aumento debido al mayor rendimiento medio por hectárea).
La constante interceptación de alijos de hachís, tanto en Marruecos como en España, indican que la industria del narcotráfico sigue muy activa: solo en las dos últimas semanas se incautaron en España dos alijos récord de hachís marroquí, uno de 32 toneladas en un camión de transporte de fruta en Algeciras, y otro de 52 toneladas escondidas en un almacén en Córdoba.