El motivo por el que las mantuve a la sombra y bajo techado fue la lluvia: hasta hace pocos días por aquí llovía casi a diario, y tenía miedo de que alguna racha un poco fuerte de lluvia se las cargara.
Y el tenerlas con esos plásticos, cajas de cartón y demás cachirulos se debió al peligro que suponen los gatos, evidentemente.
En definitiva, han estado diez días sin recibir apenas luz directa del sol.
Y ahora voy con fotos de la Operación Alambre de hoy.
Parte primera: blindar las macetas con tela de alambre mientras uno se mesa los cabellos y las barbas, se esturrea ceniza sobre la cabeza y rasga las costuras de su túnica por el deplorable estado de los troncos, tos largurichos, chuchurríos, débiles y espigados cual cable de fibra de vidrio de los chinos.


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